- «Yo no estoy gorda. Soy de huesos anchos»
- ―La Señora Villavicencio sobre su apariencia
La Señora Villavicencio es una de las habitantes de la vieja casona. Es esposa de Lorenzo Villavicencio y madre de Teodora Villavicencio.
Apariencia[]
La Señora Villavicencio solo apareció como humana solamente en algunos cuadros que se encontraban en el comedor de la Vieja Casona. Llevaba un vestido verde y tenía pelo blanco. Era de una complexión robusta ya que aún en su forma esquelética se presenta como una persona de gran tamaño, siendo cierto que 'es de huesos anchos'.
Al igual que el resto de los presentes luego del ataque de la Nahuala, perdió su piel por completo, pero conservó la ropa que usaba en vida, siendo éste un vestido púrpura con detalles morados y crema en conjunto con un chal púrpura alrededor de sus hombros. También usaba un moño rosado adornado con una flor morada en su cuello. Tenía una larga cabellera lila que estaba arreglada de forma parecida a un estilo pouf que en su lateral derecho tiene una pluma del mismo color de su vestido.
Personalidad[]
Al igual que el resto de los invitados no-muertos que quedaron atrapados en la Vieja Casona, la Señora Villavicencio espera impaciente por degustar algo para comer 52 años después del ataque de la Nahuala, por lo que la mayoría de sus acciones son impulsadas por el hambre.
También parece ser bastante vanidosa, siendo que niega estar gorda cuando su esposo le recrimina ser tan impaciente y querer comerse a Leo poco después de conocerlo
Pese a todo, es una persona alegre que comparte el divertirse con sus invitados cuando festeja el baile de su esposo en compañía del resto de los esqueletos del mesón y que se preocupa cuando el mismo pierde la cabeza luego de que Leo le arrojara su balero.
Historia[]
Ella estuvo en la cena por el día de muertos del año 1755, en la cual su esposo invitó a varios miembros de su familia. Después, fue víctima del ataque de la Nahuala, el cual terminó por convertirla en una esqueleto viviente.
La Leyenda de la Nahuala[]
Ella aparece por primera vez cuando Leo llega al comedor con Xóchitl, disfrutando del espectáculo que da su esposo junto al resto de los comensales. Luego de terminar su canción, descubre alegre la llegada de Leo junto a los otros invitados, pensando que Xóchitl lo ha traído como el platillo que llevan esperando por tanto tiempo y negando estar gorda cuando el Señor Villavicencio le dice que 'de golosos y tragones están llenos los panteones' al remarcar su impaciencia porque Xóchitl prepare a Leo para ellos. Aún así decide tratar de comerse la pierna de Leo, pero termina aceptando esperar a que Xóchitl lo sirva luego de que Leo se escapa y a ella se la caiga la mandíbula.
Cuando Leo recupera su balero y lo tira a la cabeza de su esposo, la Señora Villavicencio reacciona sorprendida y preocupada antes de abalanzarse contra Leo para tratar de comérselo vivo junto a sus invitados. A pesar de sus esfuerzos, Leo y Xóchitl escapan a salvo, dejándola a ella y a sus invitados encerrados una vez más en su comedor.
Más tarde ella reaparece junto con los demás esqueletos cuando Doña Toñita y Dionisia se adentran en la Casona para intentar salvar a Leo y Nando de la Nahuala, dispuesta en principio a comerse a Dionisia cuando la encuentran atorada en una puerta. Sin embargo, luego de compartir recetas civilizadamente, decide dejar ir a Dionisia y presumiblemente compartir del pan que la misma preparó para celebrar el Día de Muertos después de los eventos en la Casona.