- «El Jaguar es fuerte, pero si está solo nada puede hacer ante la manada de ocelotes.»
- ―Brujo
La Leyenda de los Chaneques es una película de animación mexicana del año 2023. Es la séptima película de la saga Las Leyendas y fue producida por Ánima Estudios. Es la secuela de La Leyenda del Charro Negro.
Se estreno el 14 de julio de 2023 exclusivamente por la plataforma ViX.
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En 2021, un proyecto titulado "La Leyenda de los Chaneques" apareció dentro del listado de los proyectos susceptibles de autorización para el primer periodo en el sitio web del EFICINE (Estímulo Fiscal a Proyectos de Inversión en la Producción y Distribución Cinematográfica Nacional), por parte de Ánima Estudios, con un monto de 19 millones de pesos.[1] Sin embargo, posteriormente el proyecto no apareció dentro de la lista de proyectos aprobados para ese año.
En julio de 2022, por medio de su sitio web en ArtStation, Randi Sánchez, dibujante encargado del arte conceptual en La Leyenda de la Llorona y La Leyenda de las Momias de Guanajuato y las dos series de Netflix, filtró un par de artes conceptuales de los fondos y ambientación en los que transcurriría la película. Las imágenes serian borradas por este mismo unos días después.
En marzo de 2023, se da a conocer que la película si se está realizando, gracias a que se compartió una imagen en la que muestran el proceso de grabación de voces, y en junio, por medio del anuario estadístico de IMCINE se da a conocer que el responsable de dirigir esta nueva entrega será Marvick Núñez (reconocido por dirigir algunos capítulos de la serie y la película La Liga de los 5).
Hacía finales de este mismo mes la revista Cine Premiere dio a conocer que la película se estrenaría el 14 de julio nuevamente en la plataforma ViX y al igual que la película anterior postergaría su estreno en cines definitivamente; además se compartió la sinopsis y finalmente el 3 de julio se confirmó la fecha de salida en las redes sociales de Ánima, junto con el trailer oficial de la película.
Sinopsis[]
Cinco años después de haber renunciado a sus poderes y haberse separado de sus amigos, Leo San Juan ha iniciado una nueva vida tratando de concentrarse en la familia y en la panadería, alejándose del peligro y de las aventuras. Sin embargo, Leo sabe que rara vez se cumplen sus planes y esta vez no es la excepción: estando de viaje con Nando en Veracruz, las cosas empiezan a ponerse raras, y es que desde lo más profundo de la selva de los Tuxtlas una antigua maldición ha regresado y sólo Leo puede enfrentarla.
Historia[]
La historia comienza en alguna parte de la Selva de los Tuxtlas donde aparece un hombre que va caminado de regreso a su hogar y el cual va cargando unos troncos, pero de pronto escucha unos ruidos misteriosos que provienen de los árboles. Al darse la vuelta se encuentra una criatura que se transforma en un ente maligno, este se hecha a correr, pero por la neblina no puede ver bien y se termina tropezando con la raíz de un árbol, esto hace que las criaturas lo atrapen sin problemas y se lo llevan desapareciendo en la oscuridad del bosque.
Durante la secuencia de apertura se nos muestra que han pasado 5 años después de los acontecimientos vistos en la entrega anterior, en Puebla, los hermanos San Juan han crecido y ahora llevan una vida tranquila, pero todo cambia cuando Toñita sufre al parecer de un ataque cardíaco y luego yace postrada en cama, donde les habla a sus nietos una última vez. Tiempo después fallece y todos en la familia lamentan su pérdida, después del funeral Leo encuentra un baúl donde hay reliquias de su padre, este empieza a interesarse por ser un marinero, por lo que Nando y él empacan maletas para irse directo a Veracruz.
Mientras avanzan, Leo le habla a su hermano de lo que podría hacer siendo marinero, más Nando le recalca que sigue con el tema del viaje. En el cargamento, cae una manzana en los costales, ambos se dan cuenta y pelean para obtenerla, siendo Leo el que gana y empieza a comer. Leo le pregunta a su hermano si ya se está rajando en llevarlo, por lo que el otro lo niega, recibiendo la mitad de la manzana para comer. Añade que apenas dejen la mercancía, lo llevará a Veracruz y no se va a ir hasta que suba al barco. Sin embargo, Nando replica que lo que le molesta es que no lo deje acompañar, más Leo le recuerda que le había prometido a su abuela que se encargaría de la panadería, y que además hay cosas que es mejor hacerlas solo, así que Nando le pregunta cuáles, diciendo algunas tonterías. Al llegar a un doble cruce, Nando no sabe cuál camino llega hasta un río, Leo cuestiona si está seguro, pues él "río" estaba muy bajo de agua para serlo. En eso, su hermano contesta que tenga respeto pues se parece a él: un mugre chisguete, y se ríe mientras pasan el puente.
En un rato, llegan hasta una zona mayormente talada. Nando lee en un afiche de madera "Campamento Marranero", más Leo lo corrige de que es "Campamento Maderero". Ven a 2 Leñadores impulsando troncos grandes a la corriente del río y Nando cree que ya se pasaron, por lo que le pide a su hermano que revise el mapa. Sin embargo, Leo grita que no era el mapa sino papel para envolver, y lo rompe furioso. Nando se asombra, y se pregunta con qué envolvió entonces las campechanas. De repente, se escucha un estruendo muy fuerte, que asusta al caballo de los hermanos, quien se mueve bruscamente haciendo caer a Nando. Cuando van a revisar, ven que ha ocurrido un accidente en el Campamento, y alguien grita que necesitan más hombres, Nando se lanza a ayudar, pero cae bruscamente, y le dice a su hermano que está bien. Corren deprisa para impulsar una de las catapultas para levantar el tronco, y el líder ordena que sigan forzando. Al final, logran sacar al hombre que se encontraba inmovilizado por el tronco.
El leñador líder (Saúl) advierte que deben tener más cuidado, ya que es el segundo accidente en la semana. Otro leñador (Cenobio), menciona que eso no fue un accidente sino intencional, pues las cuerdas estaban nuevas y los amarres bien sujetados, ya que el mismo lo reviso, Saúl le explica que esos accidentes pasan todos los días, más es interrumpido por alguien que dice que fueron los Chaneques.
Entre el público, hace presencia un niño que llega hasta Saúl, replicando que ellos lo hicieron. El leñador le contesta preocupado que esas cosas no existen, que son cuentos de gente ignorante, más vuelve a ser interrumpido por Cenobio. Este le da la razón al infante, tratando de convencer a los Leñadores del campamento que vayan a la selva para acabar con los Chaneques en vez de temerles. Sin embargo, Saúl le impide hacer esto, cuestionandole que si quiere perder más gente, y recalca que son leñadores no invenciones suyas. Al final, este acepta su derrota. Todos los Leñadores van yéndose en paz. Saúl le dice al niño que ese no es un lugar para estar ahí, por lo que le pide regresar a su casa. Él insiste que su papá sigue sin aparecer, más Saúl lo tranquiliza de que en algún momento regresará, pues debe estar buscando los mejores troncos, mencionándolo como "Joaquín". Al escuchar ese nombre, Nando menciona que a él es que va el cargamento, el pequeño se asombra, preguntándoles si son los que vienen desde Puebla. Leo responde que si, y se presentan ante Saúl. Este se alegra de conocerlos, más los apura a que se vayan pues está anocheciendo, y lidera a los Leñadores. El infante les dice que los estaban esperando, presentándose como Diego y revela que Joaquín es su papá, más los invita a guiarlos a su casa. Cuando van de vuelta a la carreta, se enteran de lo habilidoso que es Diego escalando la colina empinada sin siquiera resbalarse, por lo que Nando y Leo también lo imitan, siendo que Nando se resbala otra vez.
Saúl les vuelve a decir a todos que regresen a sus hogares, pues no quiere que les salgan los "chamucos", burlándose entre todos de Cenobio, quien se muestra irritado. Los 3 jóvenes parten nuevamente hacia el pueblo del niño. En el camino, los 3 hablan acerca del paradero de Joaquín, y Diego contesta que no han logrado nada saber de él, ni en el aserradero o en el Pueblo, y mencionando que no era el único desaparecido. Entre eso, Leo se da cuenta que es observado por un hombre de avanzada edad a lo lejos. Al volver al tema, le pregunta al niño que no era que habían dicho en que estaba cortando árboles o algo por el estilo, mas Diego ya no sabe, el les pregunta si creen en Chaneques, por lo que ambos se miran sorprendidos, Nando niega en broma, mencionando a diferentes criaturas que su hermano había luchado en entregas anteriores (Excepto el Coco, más nunca menciona a las Momias), mientras Leo le trata de entender que Diego ya lo comprendió.
Logran llegar hasta una casa, donde se halla una mujer joven acomodando al barril, Diego la menciona como su madre, y le avisa que el cargamento ha llegado. Ella le pregunta preocupada dónde había estado, por lo que le contesta que estuvo en el pueblo y se los encontró, más ella no le cree. Leo le confirma que si son los que traen su pedido, así que la madre de Diego (Jimena) se alivia, pero dice que por ahora no tiene el dinero para pagarles, así que les pide plazo hasta mañana. Leo no se convence ya que están de afán de ir a Veracruz, más le propone que Nando recogerá el dinero de regreso, a lo que este se irrita. Jimena promete pagarles mañana ya que no quiere molestarlos, más Nando contesta mientras carga un bulto que no crea eso ya que para eso están. La mujer comenta que han tenido algunos problemas, a lo que Leo le da la razón en que Diego si le había dicho algo de su papá, más Jimena dice esperanzada que él ya habrá de regresar, y Leo vuelve a darle la razón. Nando termina de cargar los costales, y hace la cuenta de 3+7 (pero se equivoca en la respuesta, diciendo 11), así que Diego lo corrige con que son 10. Bromea con hacer otra vez el conteo y sorprenderse de la inteligencia del niño. Jimena les propone a ambos hermanos quedarse a pasar la noche, y Nando piensa en la idea de cenar así que acepta con gusto, más su hermano lo agarra de una oreja, diciéndole a la madre que ya se van. De pronto, resuena un relámpago que los asusta. En poco tiempo, oscurece. Sin otra opción, los hermanos San Juan tienen que entrar al hogar de Diego.
Ya adentro, van comiendo frijoles y Diego le entrega un encendedor a Nando después de que enciende un farol. Mientras, Leo va contándole a Jimena que siempre le había gustado conocer el mar y navegar los 7 mares, más su hermano contesta que le ha preguntado para qué "si con uno ya tiene", mencionando que todos son iguales en agua, y se hace la pregunta sobre si los peces hacen pipí en el agua. Diego les pregunta a los hermanos si le ayudan a buscar a su papá, más Jimena le contesta que no los moleste pues están cenando, y que su papá está bien. Este no lo cree ya que ha tardado en regresar, y dice que se lo llevaron. Cuando Nando pregunta quién, el niño contesta que los Chaneques. Su mamá se harta de escuchar sus palabras, y Diego insiste si ellos le creen. Leo mira preocupado y contesta que debería hacerle caso a su mamá, ya que si ella dice que está bien, así va a ser, pidiéndole la razón a Nando forzadamente. Este también dice que si, y que así son los papás en irse y regresar, pero luego recuerda que el padre de ambos jamás regresó, más eso es otra historia. Diego les suplica que no le vas a quitar mucho tiempo, y añade que los Chaneques solo atacan cuando estás solo. Jimena termina enojada, diciendo que ya tiene suficiente con que Joaquín esté perdido para perderlo a él también. Diego le reclama que ella tampoco sabe qué le pasó, y es entonces cuando ella lo castiga con irse a dormir. El niño se va triste del comedor para abrazarla, más ella sigue esquiva y deprimida. Ambos hermanos miran esto con visible preocupación.
Más tarde, suben al segundo piso, cargando cobijas para dormir en un montón de heno. Leo le pregunta a Nando por qué había estado callado desde la cena. Este le contesta que el niño necesita ayuda, más Leo contesta que ellos no pueden hacer nada. El hermano mayor sugiere que a lo mejor dice la verdad, que los Chaneques se han llevado a su papá, más el otro contesta que alguien más le ayudará, y recuerda lo que les dijo Jimena, pero a Nando se le hace raro. Leo dice que él tiene un barco que alcanzar, por lo que le pide irse a dormir. Nando se harta de escuchar sobre el viaje, mencionandole que jamás le interesó navegar y ahora se cree "el capitán de los siete mares". Añade que es posible que Diego haya visto algo, y creía que si alguien confiaría en él era su hermano menor. Leo se enoja y le quita una de las cobijas, respondiendo que lleva años sin ver nada, y que recuerde lo que pasó la última vez. Nando se quita el pañolete, asegurando que buscar al papá de Diego es más sencillo, por lo que no hay nada que ver con esa última vez. Leo entonces dice: "Si es algo tan sencillo, cualquiera lo puede hacer, hasta tú" (una frase que será vital más adelante). Leo apaga el farol, y el pelo de Nando se vuelve más desordenado en menos de un segundo. Leo se acomoda para dormir, mirando por unos momentos a la luna que está alzada en el cielo nocturno.
De pronto, Leo se está involucrado en un sueño de fondo totalmente blanquecino. No sabe dónde está, más ve a lo lejos a varios acercarse. Con alegría, los reconoce: son sus amigos. Todos van caminando y conversando con normalidad. Después de no verlos en mucho tiempo, va a abrazarlos. Sin embargo, él los traspasa (como si fuera un fantasma), y no se dan cuenta de que está ahí. Confundido, se pregunta por qué no lo ven, luego, el suelo comienza a inundarse, impidiéndole que camine de vuelta a sus amigos que siguen alejándose. En pocos segundos, queda sumergido en el agua, aún con la escena del Equipo de Cazafantasmas. Sintiéndose ya casi sin aire, escucha su voz que le contesta que él sí puede verlo, y detrás de él, aparece su figura con unos brillantes ojos rojos, mirándolo con una expresión tétrica.
Se despierta de golpe al escuchar el relincho del caballo, y al levantarse, se golpea con una tabla de madera, llama a Nando para que se despierte, más el no se encuentra ahí. En cambio, encuentra una carta que le dejó escrita, le revela que se ha ido con Diego a buscar al padre de este, tomando en cuenta lo que le dijo y que podrá irse a Veracruz por su propia cuenta, añadiendo que sólo está haciendo la carta más larga para que no lo alcance. Enojado, baja la escalera y encuentra otra carta, en la que su hermano le cuenta que se ha llevado el coche pues van a la laguna de niebla, por lo que tendrá que buscar a alguien diferente que lo lleve a su destino, proponiendole la vaca que está al frente de Leo. Así mismo, vuelve a aplicar el truco de la carta extensa para que no pueda dar con él. Leo se enfurece, después de pensarlo de irse o no, decide adentrase en la selva a regañadientes para buscarlo. No tarda mucho tiempo en que sea encontrado por los Chaneques, quienes van tras él usando sus métodos para atraparlo, siendo que logran hacerlo caer de una rama hasta un precipicio. Ahí, aturdido, ve formarse una amalgama de esas criaturas, quien empieza a absorber algo de su vitalidad, mientras otros Chaneques van acercándose para inmovilizarlo. De pronto, una luz resplandeciente aparece desde lejos, ahuyentandolos del adolescente que termina inconsciente.
A la mañana siguiente, despierta confundido en un lugar diferente, estaba en la casa de alguien, y habían bastantes elementos ancestrales. Entre ellos, ve un cuervo y un mono aullador disecados, con los que se asusta y se estrella contra otros objetos. Ahí, aparece un hombre indígena de avanzada edad, que le dice que se calme ya que esta a salvo ahí. Leo le pregunta quién es y qué eran esas cosas que lo habían atacado, a lo que el hombre responde que son Chaneques, o al menos, solían serlo. El protagonista menciona que tuvo suerte en que el anciano estuviera ahí, y recuerda haberlo visto antes en el mercado del pueblo. El Brujo (que resulta serlo ya que estaba colocando ingredientes a una especie de "caldero") responde que ha estado donde ha tenido que estar, y que él destino de Leo no es caer en las garras de las criaturas de la selva. Leo recuerda que buscaba a su hermano, más el Brujo lo detiene con que no puede hacerlo solo, diciendo lo siguiente: "el jaguar es fuerte, pero si esta solo, nada puede hacer contra la manada de ocelotes". El muchacho le propone que lo ayude entonces, ya que él pudo contra los Chaneques, más el anciano contesta que no es él a quien necesita, llamándolo por su nombre completo, cosa que impresiona a Leo, y en ese momento el Chamán le muestra una réplica mística de sus viejos amigos (junto al Barco Volador), lo que conmueve a Leo de verlos a todos, más eso se esfuma cuando recuerda que se separaron por su bien, diciendo que eso ya fue antes y no puede estar con ellos. El Brujo responde que "si el sol regresa cada día luego de que se lo traga la noche", entonces sus amigos pueden regresar. Insiste en que los llame para que pueda salvar a su hermano. Ambos salen de la casa, y Leo pregunta si podría estar con ellos nuevamente, a lo que el anciano responde que solo de manera temporal, ya que desde que se perdió el balance en sus tierras, es lo más que le puede ofrecer por ahora. Es así que ambos parten a un templo que se halla en la lejanía.
Pasando a otra escena, Diego le enseña a Nando a hacer un nudo de Ballestrinque, considerándola la más complicada de desanudar. El adolescente se sorprende de su eficacia, y le pregunta quién le enseñó a hacerlo. El niño responde que fue su papá, deprimiéndose por un segundo, pero volviendo a tener esperanza en que lo encontraran vivo aunque se lo hayan llevado los Chaneques. Luego, interroga a Nando sobre si estaba loco, más Nando lo niega comentando que las cosas sobrenaturales son muy normales para él. En eso, le cuenta sobre el poder de Leo sobre ver espíritus, y miente que también puede sentir cosas. Añade que si su hermano tiene poderes, entonces de seguro le habrá tocado a él también, Diego sugiere que todo será cuestión de tiempo para que lo sepa. Nando frena bruscamente al caballo, mintiéndole que sabía que iba a decir eso, sorprendiendo a Diego que cree que su poder es adivinar los pensamientos. El joven le sigue el juego, proponiéndole pensar un número del 1 al 10, cambiándolo bruscamente del 1 al 5. Así lo hace, y Nando dice 3 (no resulta ser ese), luego 2 (tampoco) y finalmente 5, que resulta ser cierto. Se comporta orgulloso al haberlo adivinado a la tercera. Diego le pregunta por qué quiso ayudarle a buscar a su papá, así que Nando cuenta que su padre también se perdió y le hubiera gustado que alguien le ayudara a encontrarlo, por lo que el niño se lamenta. Aún así, Nando tiene el presentimiento de que pronto lo habrán de encontrar. En eso, Diego le ofrece una bolsa con pepitas, y Nando sigue con su juego de que lo había adivinado antes que lo dijera.
Volviendo a Leo y el Brujo, estos llegan al templo. El anciano menciona el nombre de Tezcatlipoca, y avisa que están en su templo. Menciona que él puede hacer cualquier cosa, y que mientras los proteja, podrán enfrentar lo que sea. Ambos entran al lugar sagrado, de donde se ve una plataforma. El Brujo dice que la energía que emana el Templo es enorme y misteriosa, más la energía de cada ser humano es mayor, y le coloca un collar con ajos atados. En un recipiente con carbón, deja los pedazos de una máscara, diciendo que mientras el copal se mantenga encendido, sus amigos van a estar a su lado. Es así como el Brujo va comenzando el ritual, pidiéndole al gran dios el permiso de que los protectores de Leo San Juan se hagan presentes. El chico cierra sus ojos para concentrarse, pero tiene una visión de él como una sombra con los ojos enrojecidos, siendo su pasado con el Charro Negro. Se asusta y trata de abandonar el ritual, más el Chamán lo detiene con su bastón, diciéndole que abandone sus temores. Este desiste de salir, y se concentra nuevamente en el proceso. Mientras el viejo hombre sigue diciendo sus oraciones a Tezcatlipoca, se abre una especie de túnel dimensional que nace en el interior de Leo.
El ambiente pasa a Puebla, a la Vieja Casona específicamente, donde se escucha la melodía clásica de Teodora, quien a la vez va cantando. Don Andrés se golpea la cabeza contra un libro, y Alebrije dice que lleva años tocando la misma canción (mientras se cubre las antenas con otro libro). Evaristo pregunta si no se sabrá otra canción, y entre ambos, discuten quién debería callarla, a lo que Alebrije propone que vaya Xóchitl, sin embargo ella está acostada en el sofá tratando de mantener la calma con dificultad, mientras Chichi aparece inquieta y se estrella, Alebrije mejor opina descartar la idea, a la vez Finado y Moribunda tampoco soportan la melodía, por lo que la Moribunda saca una flor de cempasuchil (haciéndose la muerta) mientras Finado parte una vela en 2 y la inserta en sus "oídos". De pronto, empieza a haber una especie de temblor en la Casona, y Evaristo cree que ya se están quejando los vecinos. La fuerte brisa se apodera del lugar, llevándose las velas y varias partituras en un tornado, esto hace que Teodora se detenga y les dice a los demás que "si no saben usar el microondas, mejor ni lo prendan". De la nada, aparece una energía que expulsa a Teodora y a las calaveritas, chocando cerca de Xóchitl. Entre la intriga por el surgimiento del portal, Xóchitl se acerca para revisarlo, pero la corriente la va arrastrando adentro, siendo sujetada por Teodora, Finado y Moribunda. Alebrije no sabe lo que es, y Don Andrés grita que es la luz al final del túnel, por lo que va hacia el portal, más Alebrije lo detiene. Evaristo mientras avanza, dice que él no ve ningún túnel. Entre el esfuerzo, Xóchitl ve el reflejo de Leo, y les grita a todos su nombre, Teodora queda confundida y Evaristo pregunta confundido sobre si Leo es un túnel. Las calaveritas de azúcar escuchan el nombre, se emocionan dejándose llevar del portal, junto a Xóchitl, Teodora y Evaristo. Don Andrés trata de entrar, pero se estrella contra la pared pues desaparece. Alebrije se cuestiona a dónde habrán ido, y que los han dejado solos, Don Andrés responde que los alcanzarán, y pide elevar anclas, a lo que su amigo saca las "llaves". Los 5 espíritus de la Casona van flotando a través del portal entre gritos o asombro. El Brujo sigue concentrado en el ritual pronunciando lengua indígena, y pronto, unas luces resplandecientes entran en el Templo de Tezcatlipoca. Cuando Leo abre los ojos, en su mano derecha aparecen la mayoría de sus amigos alegres de verlo. El chico los saluda.
En el Campamento Maderero, Jimena llega desesperada pidiendo ayuda a los Leñadores por Diego, comentando que se adentró en la selva hasta la laguna de los Chaneques por buscar a su papá. Saúl se ve entre enojado y preocupado por lo que ha hecho el niño. Un leñador (Chucho) pregunta que a quién se le ocurre ir, a lo que la mujer contesta que es solo un niño y quiere a su papá. Saúl la tranquiliza con que van a ir por él, y avisa a los demás demás que preparen todo. Cenobio propone separarse en 2 grupos para cubrir mejor la zona hasta la laguna de niebla. Chucho se asusta diciendo que ahí es donde viven los Chaneques, y cuenta que ellos agarran a las personas para robarles el alma. Cenobio se enoja y le pregunta que si prefiere quedarse ahí esperando a qué horas los despachan. Saúl no vuelve a aguantar las palabras del leñador, y grita que allá afuera no hay nada, pidiendo nuevamente que se alisten para ir por Diego. Entre eso, Cenobio detiene a un leñador tuerto (Vicente), y le susurra que hay que llevar los costales, a lo que el otro obedece.
En la selva, Nando y Diego se han quedado estancados, por lo que entre ambos, tratan de soltar tanto la carreta como al caballo. De pronto, una fuerte brisa se apodera del lugar y una enorme rama cae justo en la carreta. Esto asusta bastante al caballo, quien rompe las correas que lo sujetan al medio de transporte, y sale huyendo despavorido. Nando trata de detenerlo, pero no obedece sus llamados, cayendo en el proceso. Lo llama "caballo cobarde", y menciona que solo le hace caso a Leo. Un trueno resplandece la selva, y entre el miedo, Nando le entrega una de sus 2 ramas a Diego para que se proteja y que no se preocupe pues lo va a cuidar, más este saca un hacha de la carreta, diciendo que deben seguir. Ambos siguen avanzando, siendo visible el temor de Nando.
De vuelta con Leo y el Brujo, estos van caminando por la selva junto a Xóchitl, Teodora, Evaristo y Finado y Moribunda, dónde Leo les pregunta por qué no vinieron Don Andrés y Alebrije, a lo que Evaristo responde que ya sabe lo atolondrados que son, y que a lo mejor no habrán visto que se fueron. Teodora le dice a Xóchitl que eso ya lo habían hablado, sobre lo de volver con su "ex", y que si ya había tronado con él ¿para qué regresa, o qué quiere? Leo les grita que solo será por un rato, aunque Teodora menciona que es peor, Xóchitl le dice que se está poniendo en peligro tanto él como ellos, por lo que cómo va a ser seguro estar ahí. El Brujo les dice que Leo no ha despertado su poder, y que ellos están presentes gracias al copal. Leo añade que es para ayudar a Nando, y Teodora se sorprende de que todo sea por él, por lo que cambia un poco de opinión ante Xóchitl aceptando estar solo un rato. El chico le da la razón, y cuenta que se ha ido con un niño a buscar a su papá, que lo han atrapado los Chaneques. Teodora se enamora de la "valentía" de Nando, llamándolo su "héroe" y golpea a Leo en el brazo, preguntándole por qué no los acompañó. Este se ve visiblemente decepcionado, Evaristo dice que los van a encontrar, más el Brujo responde que solo mientras el copal sagrado lo permita. Xóchitl tiene una expresión preocupada mientras observa a Leo.
Mientras tanto, en alguna parte del cielo, aparece el Barco Volador siendo manejado por Don Andrés, dándole la orden a Alebrije de ir a todo vapor y llega a decir lo siguiente antes de que un rayo lo impacte: "Cabalgaduras son los navíos de los que van", mientras tanto, Alebrije sostiene la cuerda que agarra al globo, le grita a Don Andrés que se agarre que si se cae quién va a manejar el barco. En eso, el caballero vuelve a recibir otro impacto de un rayo.
De vuelta a Leo, este se encuentra cascaras de pepita regadas en el camino. Evaristo le dice que si tiene tanta hambre, trae unas frutas consigo. Teodora responde que son de Nando, ya que es su botana favorita, el Brujo anuncia que el camino que están siguiendo va al templo de los Chaneques, añadiendo que "esas tierras son Sagradas pues esconden un santuario donde la vida florece, pero también se marchita". Teodora dice que le incomoda que el anciano pueda verlos. El grupo pasa a través de una presa en la laguna, y el Brujo menciona que en otro tiempo pudieron haber navegado hasta la laguna, más los Leñadores han desviado el río. En eso, Leo aprovecha para traer una nueva reserva de agua, el Brujo los impulsa a seguir, replicando que van más allá de la Montaña.
Mientras tanto, Diego y Nando siguen avanzando en medio de la neblina selvática. Nando dice tener un presentimiento de que van bien, añadiendo que una voz le dice que siga adelante, y se estrella contra un árbol. Este maldice, y Diego pregunta si todo eso se lo está diciendo la voz. Nando responde que están dando vueltas a lo tonto y duda de que Diego conozca los caminos de la selva. Este insiste que si sabe, pero con toda la niebla que hay es difícil distinguir. En eso, también empieza a dudar de los poderes de Nando, a lo que este asustado vuelve a insistir sobre adivinar un número, más este ya no le sigue el juego. En un intento por demostrarlo, decide seguir adelante del camino más va a dar a un precipicio al cual cae, sosteniéndose por unas cuantas enredaderas. En su intento de ayudar, Diego usa el hacha para cortar dicha enredadera (haciendo que Nando casi caiga), y este se aferra, usando todas sus fuerzas para tratar de subir a Nando. En eso, se ve una sombra acercándose al niño, que lo toma desprevenidamente. Nando se asusta de que les hayan llegado los Chaneques, e insiste entre el terror que no se lo coman pues sabe mal porque se hizo pipí. Sin embargo, la voz de su hermano lo llama, y lo ve junto a Diego. Este llora de alegría y lo abraza, siendo observados por el Brujo y el Equipo de Cazafantasmas. Nando dice emocionado que sabía que no iba a perderse de esta aventura, más Leo contesta que no quiere perder a ninguno y venir a la selva fue una tontería y es peligroso. Nando le pide dejar la mala vibra, relajarse y disfrutar del ahora.
Este recibe un bastonazo del Chamán, quien le pregunta de qué sirve el ahora si se desprecia el mañana. Nando lo confunde con una anciana, y Leo le corrige que es un curandero que le ha ayudado mucho. Teodora aparece enojada preguntando sobre no haberla mencionado, y que es el típico hombre que nada más piensa en sus "amigotes". El Brujo le pide que se calme, pues él no tiene idea de que ella está ahí, Teodora réplica que entonces le diga él que ella está muy furiosa, más este recalca que la furia es el castigo que da el temor. Entre eso, Nando cree que se ha vuelto loco, y Leo se harta de su insistencia. Teodora sigue fastidiando al Brujo, hasta que se harta con que no es su mensajero ni nada por el estilo. Aún así, ella continúa presionando al hombre, siendo observados por Evaristo, Xóchitl y las Calaveritas de Azúcar, Evaristo se harta también de su intensidad, apostandole 100 a Teodora, el Brujo sigue negándose ante la fantasma, añadiendo que no puede hacer nada para obligarlo. Teodora lo toma como un reto, y entra a su cuerpo. Entre el esfuerzo, el Brujo saca volando uno de sus huaraches, que impacta contra Finado; todos están asombrados de lo que ha pasado, y Nando esta visiblemente asustado. El Brujo se acerca velozmente a este, llamándolo por su nombre, para luego adoptar la conciencia de Teodora, quien le dice que está cero contenta, a lo que Nando se pregunta por qué él. Ella dice no acordarse por qué, pero que está super furiosa. Entre la discusión, le reprende sobre "fingir que no puede verla" por la vergüenza de no haberla llamado (estando involuntariamente a hacerlo caer por el precipicio), más no tiene rencor de él ya que no puede enojarse por eso, y lo de ellos es especial. En eso, va a punto de darle un beso, más Nando empuja al Brujo, que se tropieza con una roca y Teodora es expulsada de su cuerpo, llamándolo "patán". En eso, el anciano es golpeado varias veces por Nando usando su bastón, siendo Leo el que lo detiene y le revela que era Teodora. Este no lo entiende, creyendo que ha vuelto en forma de viejita o solo es una "máscara fea". El Brujo le arrebata el bastón, mencionando creer que ella era fastidiosa pero con él son tal para cual. Diego se asombra de que Leo pueda ver fantasmas, así que le pregunta si ellos van a ayudarle a encontrar a su papá. El chico mira a sus amigos, quienes se ven dispuestos, y Xóchitl asiente con la cabeza. Este confirma lo que le han dicho, y Diego se pone ansioso, llevándose a Nando.
De pronto, una fuerte ráfaga de viento se apodera de la selva, llenando de temor a los presentes. El Brujo dice que la noche es un laberinto, y es mejor esperar a que amanezca ya que huele a desgracia en el viento. En eso, crea una fogata, recomendando al resto permanecer juntos.
Lejos de allí, los Leñadores siguen en la búsqueda de Diego, llamándolo por su nombre entre gritos. De pronto, Saúl detiene a Jimena y al resto ante algo que oye. Cuando menos se lo esperan, una fuerte corriente de aire los invade, y al irse, escuchan los gritos de Chucho, a lo que Saúl lo tranquiliza con que es solo viento. Chucho sugiere regresar mañana pues ya se puso fea la cosa, más Saúl le pregunta si está tan fea, imagínese ahora con los niños. En eso, el joven leñador añade en sobre si siguen vivos. Esto provoca el enojo de Jimena, más este dice que aunque suene mal, si se llevaron a Joaquín pudieron haber hecho lo mismo con Diego. Jimena le pide que se calle, y una discusión se produce entre los otros preocupados Leñadores. Saúl los calla, más otro leñador le recuerda que ahora se van a perder entre la selva y no van a lograr nada. Añade que Diego es un chico listo y sabe de sobra que no se puede andar de noche. De pronto, la niebla aumenta entre el ambiente, por lo que Saúl les pide a los demás bajar sus cosas para quedarse a dormir juntos, y que mañana seguirán. Detiene a Chucho para entregarle una escopeta, diciéndole que le toca hacer la primera ronda de celador. Luego, se dirige a Jimena para decirle que Diego ya ha ido antes a la selva, por lo que va a estar bien. Ella espera eso, llamándolo "canijo chamaco".
Regresando al otro punto de la selva, Nando se encuentra sentado en un tronco, mientras que las calaveritas están armadas de ramas y quedándose dormidos. En eso, Moribunda aprovecha que Finado está descansando para asestarle un golpe y hacerse pasar por dormida. Cuando este despierta alertado, le da unas caricias a su hermana en la cabeza y se pone listo ante cualquier ataque.
Teodora se acerca a Nando para chasquear sus dedos, y decirle a Xóchitl que es el típico hombre que cuando está con sus amigos no la pela. Cuando le pregunta por qué hace eso, su amiga le dice que es porque no puede verla, más Teodora insiste que si es que no puede o no quiere, pero igual Xóchitl le da la misma respuesta. Aún así, ella no lo cree, diciendo que cuando un hombre está interesado en algo, nada lo va a detener. En eso, Nando se pone de pie al oler algo rico en la fogata, traspasando el alma de Teodora mientras avanza, provocando su enojo frente a Xóchitl. Al creer que lo que tiene el Brujo es comida, le agradece porque ya hace hambre y se lo come. En eso, el anciano le dice que es polvo de ratón y pipí de mula ciega. Nando se asquea y va corriendo para expulsarlo.
Cuando Leo pregunta por qué los Chaneques los atacan, el Chamán responde que están en su selva pues ellos son los dueños y los hombres son solo visitantes. En eso, se muestra una visión acerca de las criaturas, mientras el hombre relata que son los guardianes de la naturaleza, más que su relación con los humanos era muy buena, pero que ahora eso ha cambiado. Ante esto, Nando le pregunta por qué, más el Brujo no sabe. Entonces, este le dice que debería saberlo ya que es un brujo, y sugiere buscar en el "pipí de Xoloitzcuintle", a lo que el anciano golpea a Nando en la nariz con su cuchara de madera.
Leo dice que si hubo antes paz con los Chaneques, algo debió ponerlos en su contra. Diego dice que entonces por eso deben ir a la Laguna de los Chaneques, más cuando Nando pregunta qué tiene que ver ese lugar, este se tapa la boca muy asustado. Ante la confusión de todos, este se muestra preocupado, diciendo que hay algo que no les había dicho. Luego, saca su morral y les enseña una estatuilla de piedra. Ante eso, el Brujo reacciona asustado, nombrando al objeto "Necta Chaneq", y preguntándole a Diego qué es lo que ha hecho, pues esa es la fuente de energía de las criaturas y debe ser eso lo que los tiene locos. Al preguntarle Nando por qué tiene eso, Diego relata que cuando hicieron la presa y se secó el río, fue a explorar por varios metros, hasta que fue a dar con el Templo de los Chaneques y dio con el artefacto, así que se le hizo fácil llevárselo, pero después de hacerlo, la selva comenzó a cambiar para mal, siendo oscura y peligrosa. Pensaba pedirle ayuda a su padre, más los Chaneques se lo habían llevado. El Brujo recomienda que el Necta Chaneq debe estar de vuelta en el Templo, y Leo responde que apenas amanezca lo irán a devolver. Diego se culpa de lo que ha causado, más Nando lo calma y hacerle adivinar quiénes lo van a ayudar, a lo que el niño contesta que Leo y el Brujo. Ante esa respuesta, le pregunta que entonces él qué, a lo que también lo incluye. En eso, todos se ríen.
Más tarde, en donde se encuentran descansando el grupo de leñadores, Chucho va alejándose silenciosamente de ellos, siendo que ni una rama que pisó los alertó. Sin embargo, es asustado por Vicente (que va armado de un machete), por lo que lo apunta con su escopeta. Vicente se ríe de que casi lo mata del susto, más este lo regaña con que por poco y le dispara. Le pregunta qué es lo que quiere, por lo que el otro hombre dice que se larga, ya que no va a dar la vida por un "escuincle ladilla". Es así como ambos se alejan por completo de los otros, siendo aún peor que los Chaneques se dan cuenta de esto (habiendo uno escondido en el tronco de un árbol), y no pasa mucho tiempo para que sean emboscados por cientos de ellos, desapareciendo en cuestión de segundos en medio de la selva y la niebla.
Esto es presentido por el Brujo, quien recomienda a todos tener mucho cuidado. Mientras, Xochitl le comenta a Leo alegrarse porque vuelven a estar juntos, aunque añade nerviosa que todos están juntos, a lo que el chico recalca que mientras perdure el conjuro. Sin embargo, el espíritu de la chica empieza a parpadear y desvanecerse por momentos, preocupando a Leo que no sabe lo que le pasa. Ella dice que es su energía que se está acabando, y el efecto pasa. En eso, Diego se va quedando dormido, dejando visible el Necta Chaneq por accidente, quien enciende su energía. Cerca de ahí, los Chaneques pueden percibir la presencia del artefacto. Diego se despierta demasiado tarde para darse cuenta del detalle, y vuelve a cubrirlo en su morral, pero ya las criaturas van corriendo en dirección hacia ellos.
El Brujo anuncia su presencia, y les dice a los demás que lleven el Necta Chaneq a donde pertenece. Leo le pregunta qué va a hacer, a lo que él responde que los distraerá, siendo así que esparce un polvo que ilumina un sendero verde. Los apresura a irse, sin importarle las palabras de Leo acerca de que lo van a destruir los Chaneques. Es así como el Equipo se guía del camino indicado por el Brujo, mientras este utiliza su poder de luz para alejar a las criaturas malévolas de su persona.
El camino dado por el anciano los lleva hasta el Templo de los Chaneques, aunque resulta ser que no hay ni una sola gota de agua alrededor, y Nando se pregunta si no está muy bajito para ser laguna.
Leo se fija de un árbol seco que conecta al templo, por lo que Nando y Diego lo siguen. Xochitl le pide que sigan, mientras ellos tratan de detenerlos, por lo que los 3 van subiendo. Evaristo dice estar preparado para partirles todos sus chacras, más Teodora añade que van a saber quién es ella. De pronto, el viento se vuelve más fuerte, provocando el temor de Finado y Moribunda, por lo que los 5 espíritus se mantienen atentos. Esto es presentido por Leo que voltea, al igual que por Diego y Nando, que le dice al joven que no mire abajo, pero Nando termina mirando, asustándose. Los Chaneques llegan, por lo que Evaristo, Xochitl, Teodora y Finado y Moribunda se preparan para pelear.
El enfrentamiento comienza, siendo que van parejo entre ambos bandos. Sin embargo, la energía del copal se va acabando dentro del esfuerzo, siendo visible en Xóchitl y Finado. Antes de que los ataquen los Chaneques, las calaveritas son rescatadas por Evaristo y lanzadas hasta Teodora, quien los utiliza como armas para disparar su Luz de Pureza Etérea a las criaturas. Sin embargo, Finado y Moribunda desaparecen al perder su energía. Teodora dice chocarle cuando se "te acaba la pila", pero ella también se desvanece, lo que provoca que los Chaneques suban al árbol donde se hallan los muchachos. Ante el gran peso que fue ganando del grupo, el árbol seco no pudo soportar más y cayó hasta dar al otro lado del Templo. Debido al impacto, Diego comenzó a resbalarse. Leo trató de ayudarlo, más un Chaneque apareció por el tronco para tomarlo de una pierna. Antes de que cayera, el niño es salvado por Nando. Este se enorgullece de haberle ayudado, más una serpiente verde se enrosca en su cuerpo. Diego le pide que se calme, pues las venenosas son las rojas. Justamente, aparece una de este color sobre su cuello, a lo que el joven le pregunta si se refiere a esa, y sigue gritando desesperado para que lo ayuden. El pequeño arranca una rama para intentar apartarlas, pero no sirve de nada ya que ni las arañas en su cabeza se van.
Mientras, Xóchitl y Evaristo siguen enfrentando a los Chaneques, más el alebrije comienza a sentirse débil por la pérdida inminente de energía. Ante la situación de Leo, Nando y Diego, le ordena a la fantasma que vaya por ellos y que él se encarga de distraerlos lo más que pueda. Ella obedece y Evaristo sigue desvaneciéndose. Leo patea al Chaneque, más está hecho de una masa viscosa y solo lo enfurece, más recibe el ataque del poder de Xóchitl. Los otros Chaneques se reúnen en el tronco mientras ella se prepara, pero en eso, comienza a amanecer en la selva. Ante la luz del sol, los Chaneques huyen por el dolor que les causa.
Leo la felicita, preguntándole qué hizo, más ella no sabe y que parece ser que no soportan la luz solar. Ambos se dirigen hasta Nando, quien dice lo siguiente: Son criaturas de la noche. Su oscuro ser no soporta el brillo del poderoso astro rey. En eso, todas las criaturas que estaban en su cuerpo desaparecen, y así, puede subir a Diego. Leo ordena a los demás seguir avanzando.
Al otro lado de la selva, los leñadores se encuentran avanzando, hasta que uno de ellos llama a Saúl. Todos encuentran una grieta con una escopeta dañada por las enredaderas que la aferran al suelo. Cenobio la libera, y mira a Saúl para gritarle que se los echaron como perros y le lanza el arma. El mismo leñador que le había avisado del hallazgo dice que está volviéndose peligroso y mejor llamen a los soldados, por lo que Jimena se asusta y empuña sus manos. Saúl responde que quien desee regresar que lo haga de una vez, ya que no va a aceptar cobardes. Cenobio replica que no son cobardes, pues están nerviosos de que él no tenga un plan de ataque. El líder no entiende a qué se refiere, y le dice que van a seguir buscando al niño y luego se devuelven, por lo que no atacarán a nadie.
Sin embargo, Cenobio insiste que el ataque ya lo empezaron ellos al llevarse a sus compañeros y, probablemente, tengan también a Diego. Esta afirmación aterroriza a su madre. Añade que aunque lo recuperen, volverán por él y no se detendrán hasta acabar con todos los hijos. Es por eso que los impulsa a acompañarlo ya que son "los Chaneques o ellos", así que van a acabarlos a todos, escuchándose las voces de otros leñadores teniendo la misma idea. Saúl se nota consternado de la actitud del leñador, aunque decide seguirlo sin otro remedio. Mientras tanto en el templo;
Leo, Nando, Diego y Xóchitl llegan hasta el Templo de los Chaneques. Nando usa el encendedor para el farol, aunque la potencia del mismo expulsa un humo negro que lo hace toser y una flama en su pañoleta que es apagada por Diego. Todos corren por el lugar, y Nando dice que el lugar es bonito, más es callado por su hermano al señalarle hacia arriba. Ahí, encuentra varios agujeros donde reposan los Chaneques (que se han ocultado bajo sus apariencias pacíficas más sus máscaras se ven aún agrietadas). Esto deja helado a Nando, más es gracias a Leo que se aleja de allí.
Por otra parte, en el Templo de Tezcatlipoca, el Copal Sagrado se apaga por completo, causando que Xochitl pierda rápidamente su energía para consternación de Leo, ella le alcanza a decir que puede lograrlo y que siempre ha confiado en él. El chico insiste que aún debería haber más energía, pero de todos modos, ella desaparece. A pesar de la situación, Nando se lleva consigo a Leo para avanzar siendo seguidos por Diego. Todos suben corriendo hasta dar con una entrada de los túneles donde se ven unos extraños árboles con algo morado y cristalizado adentro. Al observar de cerca, Diego se empieza a poner nervioso y a punto de gritar, más Leo logra taparle la boca. En aquel lugar, encuentran a varios hombres y mujeres inertes en esos cristales mágicos. De la nada, Nando cae por una rama débil que se parte, dándose varios golpes con las escaleras en el proceso. Ahí, ve más de cerca a uno de los pobladores desaparecidos, lo que le provoca asustarse aún más. Así mismo, choca de frente con los recién raptados Chucho y Vicente, y creyendo que Leo era un "chaneque", le acierta un gran puño que lo tira al suelo, enojándolo. Diego baja y grita por su papá, quien se encontraba también bajo el hechizo de los Chaneques.
Entre lágrimas, trata de sacarlo de ahí, pero está totalmente inmóvil y Leo lo va callando. Le dice a Diego que no puede hacer nada por el hechizo, y que se concentre. Añade que van a regresar la estatuilla y así su papá podrá ser liberado. Este acepta aún con tristeza. Leo toma el farol de su hermano, y Diego le dice a su papá que volverá por él, estando dispuesto aún a seguir. Leo les ordena avanzar, siendo seguido por el niño. Entre el temor, Nando le dice a Joaquín: Bueno, ¿eh? Ahorita venimos, señor. No se me mueva, ¿eh?. Luego, sigue a los demás hasta otro túnel del templo, siendo el sitio donde se hallaba el Necta Chaneq. Nando pregunta si esa es la famosa fuente del altar, a lo que Diego contesta que si pero es que antes tenía agua. Leo se pregunta por qué, y Nando contesta que ahora ya no lo tiene, mostrándole lo seca que se encuentra. Leo le aclara qué sigue ahora, por lo que Diego responde que hay que poner la estatuilla en su lugar, para que los Chaneques regresen a la normalidad y le devuelvan a su padre. Así mismo, le entrega su morral a Nando para que lo saque de ahí, pero en eso, se le resbala de la mano, cayendo entre los escalones de piedra de la fuente. Esto asusta a Diego y a él, pero el artefacto logra ser agarrado por Leo antes de que cayera al vacío.
Nando grita de la emoción: ¡Eso, chisguete!, pero rápidamente se tapa la boca del pavor. Sin embargo, los Chaneques despiertan furiosos por la intrusión de los chicos, yendo directo a ellos. Leo les pide a Nando y Diego, pero al hacerlo, son acorralados por otros más, haciendo que se regresen y salgan impulsados por una enredadera que los lleva de una hasta la parte principal del altar, aunque Nando choca con las escaleras. Entre el dolor, le pide a su hermano que le lance el artefacto, a lo que Leo salta apresurado por los escalones del lugar antes de que lo alcancen todos los Chaneques a sus espaldas. Nando y Diego siguen gritándole que le entreguen el Necta Chaneq, y finalmente Leo lo hace, diciendo que sabe que podrá hacerlo. La reliquia choca en la cabeza de Nando, más es recibida por Diego y se la entrega al joven, pidiendo que se apresure. Es así como Nando le grita a los Chaneques que se tranquilicen, ya que tiene su estatuilla en perfecto estado o si no la va a romper. Añade que ya no hay motivos para que estén enojados, pues ya está lo que tanto buscaban. Además, menciona que la paz será restaurada entre hombres y Chaneques, y regresará a la armonía. Les pide a todos cubrirse los ojos, y coloca el Necta Chaneq en su puesto, pero no pasa nada.
Nando no lo entiende y sigue colocando varias veces la estatuilla, pero en una de esas, le hace tanta presión que la rompe hasta dejarla hecha polvo, provocando un temblor en el Templo. Así mismo, una ráfaga de luz celeste hace presencia hasta dar al cielo, siendo motivo de confusión para los leñadores en la selva. La luz del Templo se va disminuyendo, y Leo agarra a su hermano furioso, preguntándole qué es lo que ha hecho. Ante la mirada errática de los Chaneques, estos ven como los entes se fusionan en versiones más imponentes y monstruosas, dispuestos a acabarlos de una vez. Leo toma a ambos de sus camisas y los guía hasta el vacío para lanzarse, siendo seguidos por las criaturas malignas. Todos caen hasta un pasadizo repleto de túneles del que se van deslizando, aunque Nando queda algo aturdido al caer de cabeza. Mientras se deslizan, los Chaneques los siguen muy de cerca, y más se van integrando a la persecución. Uno de los Chaneques se aferra a Leo, aunque este logra inmovilizarlo por los brazos, y lo hace estrellarse contra una estalactita. Sin embargo, la misma es destruida por el grupo de monstruos, siendo que al ver otra formación rocosa en el camino, le grita a Nando y Diego que se vayan para que pueda distraerlos. Esto asusta a su hermano, quien no quiere separarse de él. Aún así, este los empuja para que tomen el otro camino, y de esta manera tener a los Chaneques siguiéndolo solo a él. De pronto, la estalactita se rompe, dejando un montón de polvo por el túnel. Nando grita por su hermano, y tanto él como Diego salen expulsados hasta la laguna seca.
El joven se desespera ante la acción de Leo, gritando que aguante mientras va a sacarlo. Aunque intenta agarrarse de la tierra, no es capaz de subir de vuelta al túnel. Diego ve esto con una mirada de lamento, y se va acercando. Nando le pide al niño que lo ayude, pero este le responde que entienda que su hermano y su papá ya los tienen los Chaneques, más Nando lo avienta al suelo, diciendo que Leo es inmortal y nunca lo vence nada. Al entender que jamás podrá subir para rescatarlo, este cae vencido y empieza a llorar, siendo consolado por Diego al cual abraza. Entre el llanto, le pide perdón a su hermano menor.
Sin aviso alguno, se escucha la voz de Jimena y otros leñadores llamando al pequeño, y Nando les grita para que los puedan ubicar, haciendole la seña a Diego para que lo siga, así que este corre alegre. Los leñadores lanzan una cuerda hasta abajo para que puedan agarrarse, y solo Nando lo hace mientras que el niño comienza a escalar. Ambos suben como pueden. El primero en llegar de vuelta a la superficie es Diego, quien es recibido por su mamá en un abrazo. Luego, le dice que los Chaneques tienen a su padre y a más personas, por lo que ella queda confundida. Nando llega y le da la razón, casi sin respiración. Al recomponerse, le pide ayuda a los leñadores por Leo ya que está atrapado en las ruinas y rodeado por cientos de Chaneques. Con escuchar esto, Cenobio dice que eso está mucho mejor. Nando, Saúl, Diego y Jimena no entienden a lo que se refiere, por lo que ven como el hombre saca de un costal varios explosivos. Este dice que van a detonar a esas bestias en mil pedazos, y le entrega varias unidades a los demás. Entre el enojo de Nando, Jimena le recuerda que ahí está Joaquín y los demás pobladores raptados, más Cenobio aclara que no se encuentran en un rescate. Ella le dice que está loco, y Nando se le abalanza al leñador, tratando de convencerlo que deben rescatarlos, más este no le hace caso y lo noquea con su escopeta, apuntándolo a él junto con Saúl, Jimena y su hijo. Les pregunta a ellos si están con él o los Chaneques, así que Saúl le pide que se calme pues las cosas no deberían ponerse así. Cenobio le ordena a 2 hombres llevarse consigo los cartuchos de dinamita, y al final, Saúl decide seguirlos, no sin antes prometerle a Jimena que no lo dejará hacer una estupidez. De fondo, se escucha a los otros leñadores dispuestos a acabar con las criaturas.
Dentro de otra guarida subterránea del templo, Leo se encuentra inconsciente. Cerca de él, el agua que traía se ha derramado por el suelo, dejando relucir en el liquido unos símbolos celestes. En eso, él se despierta para tocarlos, haciendo que se extiendan por todo el lugar. Al frente de Leo, se encuentra un Chaneque que despierta ante la presencia de agua, y le ruge al chico para que se aparte, logrando retroceder unos pasos. El ente comienza a beber del agua, y en cuestión de segundos, retorna a su forma normal, quien huye de ahí a través de un túnel. Después, Leo voltea a la derecha para ver unos símbolos referentes a los hombres y los Chaneques, sin percatarse del monstruo más grande que estaba detrás de él, también inconsciente. Mientras lo revisa, recuerda las palabras de Nando al considerarla bastante seca para ser una laguna, y también, las del Brujo al mencionar lo sagradas que son esas tierras que esconden el santuario de los Chaneques pues hacen florecer y marchitar la vida. En eso, los símbolos desaparecen, cambiando el tono del lugar a uno de color magenta, mostrando ahora una simbología de una criatura más misteriosa pero terrorífica. Ahí, Leo entiende que los Chaneques terminaron así porque les quitaron su agua, y por lo tanto, la laguna.
De repente, el Chaneque amalgamado se levanta, gruñendo al presenciar un enemigo. Leo se asusta, y recuerda el túnel por el que se fue el Chaneque anterior, por lo que se lanza a este antes de que sea atacado por el monstruo. Va deslizándose a gran velocidad mientras esquiva los obstáculos que se va encontrando, hasta que es expulsado hasta la laguna seca y sale ileso. Se escucha ruidos de ramas rompiéndose, y una figura se va acercando al joven. Pensando lo peor, trata de correr, pero uno de sus pies queda atascado en una enredadera, por lo que se apresura para sacarla. Sin embargo, la silueta resulta ser su caballo, visiblemente contento de encontrarlo nuevamente. Leo se le acerca para abrazarlo, mientras el animal relincha de alivio. Al escuchar una voz arriba, monta al semental y le ordena que cabalgue, por lo que obedece, y avanzan para poder subir a la superficie.
Volviendo a los leñadores, estos entran al Templo. Cenobio les dice a todos que las dinamitas son para correr porque van a tronar bien y bonito. Sin saberlo, los Chaneques los están acechando. Preparan sus armas y fuego para estar advertidos ante cualquier señal. De pronto, a uno de ellos se le extingue el fuego debido al viento. Este se apresura para usar 2 piedras y volver a encenderlo, pero en eso, aparece un Chaneque justo cuando logra su objetivo. Este grita y se arrastra como puede para huir, pero la criatura lo toma de una de sus piernas, llevándoselo hasta el fondo del templo, dejando revelar que hay más monstruos. En el desespero, Cenobio le grita a Saúl que les dispare a todos, mientras los seres van directo a ellos.
Un leñador barbudo percibe el sonido de las pezuñas del caballo de Leo, por lo que pide silencio y les pregunta a los demás si son Chaneques. Otro leñador responde que no, y que parece ser otra cosa. El otro hombre le dice que va a ir por cartuchos, más este le pide que espere. Un relincho se oye y el caballo del chico salta por fin a la superficie, siendo visto por Diego y Jimena. El niño se apresura para hacerlo reaccionar, y lo hace dándole una bofetada para que mire a su hermano. Este lo hace, y se levanta emocionado para abrazar a su hermano al estar vivo. Dice saber que aún seguía con vida, y le pregunta si los Chaneques lo perdonaron por ser un tonto y romper su reliquia. Leo le recuerda que fue él quien lo hizo, y revela que lo que quieren las criaturas es recuperar su agua y su laguna. Es entonces que Jimena menciona la presa, para asombro de los otros leñadores.
Volviendo al templo, Saúl sigue disparando como puede a los Chaneques. Al ver que van directo a ellos, el leñador restante toma una de las dinamitas de Cenobio y usa su fuego para encenderla. Los seres se detienen y olfatean el explosivo. Cuando iba a lanzarlo, un Chaneque lo agarra del brazo desde arriba, raptándolo hasta el interior, dejando caer el fuego al suelo. Ante eso, Saúl y Cenobio buscan huir, pero la dinamita explota cerca de ellos y los Chaneques, escuchándose desde afuera por todos. Debido a la situación, Jimena se apresura para agarrar el otro morral con dinamitas y entregárselo a Nando y Leo, ordenándoles que vayan a volar la presa, por lo que ambos acceden.
Saúl se cubre del humo de la explosión, y al abrir los ojos, ve unas cuantas llamas cerca a los Chaneques, quienes se alejan del calor que emiten estas. Este le ordena a Cenobio salir de ahí, siendo perseguidos por las criatutas enfurecidas. Cuando están por llegar a la salida, Saúl es inmovilizado por decenas de Chaneques que salen desde arriba. Le pide ayuda a Cenobio, y este estira su brazo, pero resulta que solo toma el fuego que portaba y lo deja a la suerte de los entes, sin escuchar las súplicas de Saúl.
Cenobio sale y enciende fuego al árbol seco, gritando que quemen todo. Una leñadora le pregunta por los demás, a lo que responde que se los echaron y vienen por ellos. Esta mujer grita y señala al frente, viendo que los Chaneques están ahí, furiosos una vez más. Entre el impacto, Jimena sostiene a su hijo. Mientras, Cenobio y los otros leñadores se arman con dinamita, y el leñador les grita que hay que acabar con todos, lanzando sus municiones, que origina grandes explosiones que perjudican a los entes. Diego llora por su papá, mientras el árbol seco se cae y los leñadores siguen lanzando explosivos al templo. Jimena también llora, y mira con rencor a Cenobio.
De pronto, se escucha un viento rugiente en el Templo, por lo que varios leñadores desisten de seguir atacando, más Cenobio no se detiene y decide hacerlo todo por si mismo. Les grita a los Chaneques que regresen al infierno y nunca vuelvan a salir, mientras todavía les lanza explosivos, carcajeándose de su sufrimiento al tratar de huir del fuego. Como consecuencia de lo que está sucediendo, los símbolos rosados que encontró Leo comienzan a resplandecer, y una onda de viento palpita del Templo, provocando la confusión de Cenobio, Diego y Jimena.
Los Chaneques comienzan a transformarse en masas oscuras que se separan de sus máscaras y elementos físicos para adjuntarse en una sola mezcla, que va viajando hasta el centro del templo para seguir recibiendo más y más criaturas, saliendo todo hasta el cielo mientras se sigue fusionando dentro de una tormenta que va succionando el fuego provocado por los explosivos, y forma 4 torbellinos que dan al suelo. El viento en el lugar es bastante fuerte. Jimena, Diego y otros leñadores logran escapar lo más que pueden, pero otros son levantados por el viento. Cenobio mira con horror lo que está pasando, y la mezcla forma 4 extremidades que se van adhiriendo de rocas y ramas, y una máscara que va directo hacia su cuerpo. Cenobio trata de huir, lanzando por accidente el fuego que tenía directo al costal con dinamita, más el viento le impide salir y el árbol donde se hallaba es elevado por los aires con todo y él, falleciendo por la explosión interna de las dinamitas absorbidas por el monstruo. Finalmente, se revela el gran Chaneque, que ruge con fuerza.
Los leñadores gritan y huyen por la selva, mientras el enorme monstruo comienza a caminar. En el camino de los hermanos San Juan, Nando se percata de la silueta del gigante, y llama a su hermano quien detiene el caballo bruscamente para verlo. En el pavor de Nando, Leo impulsa las cuerdas del equino para que siga corriendo como pueda del Gran Chaneque. En eso, el Brujo recibe la visión del monstruo, y lo ve desde lejos caminando entre la espesa arboleda. Sin nada que perder, invoca el nombre de Tezcatlipoca, pidiéndole su ayuda y protección. Añade que libere toda la energía de su pirámide, siendo acudido su llamado mientras la energía del lugar se manifiesta desde la parte mas alta del templo.
Ya en Egipto, Alebrije y Don Andrés siguen buscando al resto. Alebrije sugiere mejor preguntar a alguien si los ha visto, prometiendole que no volverá a discutir con él si sabe navegar o no, añadiendo que ni siquiera saben a dónde se fueron. Aún así, Don Andrés responde ser un "diestro navegante". De pronto, Alebrije ve la energía del Templo surgir del Barco Volador, por lo que le muestra a su amigo y ambos se ven asustados, siendo absorbidos por la misma. En un abrir y cerrar de ojos, ya se encuentran viajando por el mismo portal, y no entienden lo que está pasando. En ese momento, Evaristo, Xóchitl, Teodora, Finado y Moribunda reaparecen en el barco, siendo motivo de alegría para Alebrije, quien suelta accidentalmente a Don Andrés. Luego, el Barco Volador y sus tripulantes hacen presencia nuevamente en el Mundo de los Vivos.
Por otro lado, Nando y Leo son perseguidos por el gran Chaneque. Nando grita desesperadamente que los está alcanzando. En una de las pisotadas del monstruo, este sale volando de dónde estaba y se aferra al cuello del caballo, impulsando su pierna justo a la cabeza de su hermano sin saberlo, mientras grita: ¡Ay, Santísima Concepción!. Cuando el Chaneque gigante está por aplastarlos, recibe 2 ráfagas de luz que lo detienen. Confundidos, los hermanos San Juan miran hacia el cielo, y ven el Barco Volador y a Teodora junto a las calaveritas de azúcar, diciendo que ya llegó la caballería, alegrando a Leo y Nando. La chica le dice furiosa al ente que deje a Nando en paz, y Alebrije y Don Andrés la alientan a seguir atacándolo. Mientras, Xóchitl baja el ancla del Barco para que los hermanos se puedan sostener. Al hacerlo, Nando le grita al caballo que se vaya, más no le hace caso si no hasta que Leo se lo ordena, y este se separa. Ambos se van elevando junto al Barco Volador, antes de que el Chaneque Gigante los pueda alcanzar.
Ya en el cielo, Nando agradece asustado por salvarlos, más no entiende cómo es que los puede ver otra vez y por qué están volando en un barco, Leo le pide que se calme, respondiendo que no lo sabe. Al mirar hacia el horizonte, ve el Templo de Tezcatlipoca manifestando toda su energía, siendo motivo de alegría para el chico, y luego le dice a su hermano que suba. Allí, es recibido por Alebrije, quien le da un "abrazo del reencuentro", Don Andrés le dice que le de espacio a él, pues ya no es un niño. Al estar en el Barco, Leo ve a Xóchitl, por lo que va hacia ella, pero Don Andrés lo agarra del cachete para luego jugar con su cabeza, diciéndole que es un gusto verlo. Al subir Nando, ve a Teodora bajando mientras tatarea una canción dulce para dormir a las Calaveritas. Cuando la llama, esta suelta a Finado y Moribunda bruscamente, y ambos se abrazan, Nando, al tratarla de besar, esta grita satisfecha que por fin la ha pelado, más logra darle un beso que la hace doblar una de sus piernas. Nando grita emocionado que por fin puede verla, y añade a Leo que van a unir fuerzas, diciendo esta frase: "Los hermanos San Juan, cazadores de espectros y monstruos". Al mencionarse la última palabra y escucharse un trueno, Leo recuerda al gran Chaneque, asomándose por el borde del Barco Volador. Se da cuenta que este va dirigiéndose al pueblo, prediciendo que irá a acabar con todos. Luego, le dice a Don Andrés que los lleve a la presa lo más pronto posible, y este obedece, preguntándole si a babor o a estribor. Al no entender, el chico le señala que a donde va el monstruo, por lo que el caballero entiende que es a babor, más al escuchar del ente, se queda asustado. Le pregunta si mejor rodean, más Alebrije le cuestiona a qué le teme, si el Chaneque no le puede ni hacer cosquillas por estar muerto. Ante eso, le da la razón, y sacando su espada, le dice a su amigo que lo acompañe a "enseñarle a ese mangurrián, contra que Abaris se ha cruzado", y lo carga para lanzarse juntos. Al tomar Leo el timón, Teodora lo aparta para hacerse cargo de eso. Después, le dice a Xóchitl que eviten que el Chaneque llegue al pueblo. Ella accede y se lleva consigo a Finado y Moribunda, mientras observa el enorme tamaño del monstruo, estando frente a frente.
Don Andrés y Alebrije aterrizan, este último se sorprende, diciéndole que nunca lo había visto tan decidido y menos con esa cara. Sin embargo, el fantasma dice creer haberse partido la espalda, siendo algo cierto ante el crujir de huesos, llamándose firme ignorante. Cuando está por dejarse tumbar, Alebrije lo agarra, respondiéndole que no diga burradas y que es un hombre hecho de hierro. Lo impulsa fuertemente hacia adelante, mientras le avisa que irá a advertirle a los pobladores. Don Andrés saca su espada y grita: Aprestad vuestro resguardo, que mi contragolpe será vuestra-, pero no termina de hablar cuando es aplastado por una de las extremidades del Chaneque, llevándoselo consigo en la misma.
Ya llegando a la presa, Teodora suelta el ancla para poder estabilizarse entre el fuerte viento que se presenta. Leo toma uno de los cartuchos del costal, siendo encendido por su hermano. Al lanzarlo, el viento es tan rápido que no lo lleva directo a la presa, siendo que solo lo eleva para luego explotar. Teodora se impacienta, dejándole el timón a Evaristo. Le dice a Leo que le dé uno para llevarlo, y trata de descender hasta la presa con él, más justo lo que pasó con el otro explosivo, la ventisca solo complica que pueda lograrlo, siendo que pierda el control de su levitación y la dinamita explote cerca del barco. Nando se apresura para ir a la orilla y atrapar a la chica de vuelta al barco, viéndose enamorados. Leo les grita que necesitan más peso.
Por otra parte, Xóchitl sigue distrayendo al Chaneque Gigante con ayuda de la luz de pureza etérea de Finado y Moribunda, esquivando uno de sus ataques. Ante eso, expulsa a Don Andrés, quien cae cerca de Alebrije. Este le dice que no se desanime al estar ganando, por lo que lo lanza de vuelta a la criatura, y sigue corriendo directo al pueblo.
Mientras siguen encargándose de mantener ocupado al Chaneque, Finado y Moribunda le muestran a Xóchitl una clase de "agujeros" que tienen un destello rosado. Sin más que pensar, las calaveritas se lanzan hasta arriba del monstruo, usando su poder para esquivar las ramas que emanaban de este. Cuando llegan, activan todo el poder de su luz, pero las "cápsulas" de energía del Chaneque se vuelven a regenerar en cuestión de segundos. Confundidos, no se percatan que una rama se aproxima y aferra a Finado de un pie, por lo que su hermana corre preocupada a salvarlo. Sin embargo, otra surge para inmovilizarla, y al tratar de ayudarle, Finado también queda atrapado. Esto es visto por Xóchitl, quien va tras ellos usando sus poderes
Por otra parte, Alebrije llega al pueblo y es visto por sus habitantes, quienes por su mirada, lo confunden probablemente con un Chaneque. Este les grita que corran, más una anciana grita que es El Mataviejitas. Este queda confundido, y afirma que no es ese del que hablan. De pronto, Don Andrés aterriza estrepitosamente cerca de él, totalmente lastimado. Alebrije lo recoge, y el caballero le dice pues lo está volviendo a matar. Esto es tomado por los pobladores como un enemigo, y persiguen a Alebrije, llevándose entre brazos a Don Andrés, quien les grita que lo hagan trizas. Alebrije lo llama "viejito traicionero", y al percatarse que el gran Chaneque se acerca, decide cambiar de dirección, gritando a todo pulmón que se unan a la turba enfurecida y lo linchen. De vuelta a Xóchitl, esta logra encontrar a las calaveritas de azúcar, más cuando va a liberarlas, aparecen las mismas ramas para inmovilizarla también a ella.
De vuelta a la presa, Leo y Nando van empujando el costal con dinamitas para lanzarlo. Sin embargo, un rayo impacta en el globo del Barco, haciendo que Nando se logre agarrar más Leo se vaya resbalando al otro lado, soltando por accidente todo el cargamento al vacío. Al estar perdiendo aire, Teodora se esfuerza en mantenerlo firme, mientras que Evaristo toma el timón y el control de las anclas. Esto le da mucha preocupación a Leo, mientras escucha a lo lejos campanadas en el poblado.
Alebrije ha llegado hasta la iglesia para tocar la campana y atraer a todos los pobladores, quienes están listos para atacarlo. Aún así, una espesa niebla hace presencia, lo que los confunde. Don Andrés grita y señala hacia atrás, percatandose todos de la presencia del Chaneque Gigante, quien ruge y hace surgir varias ramas. Va destrozando todo lo que encuentra, y una mujer queda atrapada en una de las ramas que aferra su pie. Sin embargo, Alebrije y Don Andrés la protegen del monstruo, quien sigue rugiendo furioso. Arriba de este, Xóchitl, Finado y Moribunda siguen quedando más aferrados por las ramas, dejándolos totalmente débiles a salir.
Nando avisa de que solo queda 1 cartucho, y piensa lanzarlo, pero Leo lo detiene, diciendo que no pueden arriesgarse y que debe bajar a la presa para colocarlo. Este, enojado, le pregunta que si está menso ya que no saldrá a tiempo, más Leo responde que no hay otra forma. Nando le replica que si la hay, y que le de el explosivo. Leo se enoja y le dice que es lo que debe hacer, y que no lo entendería. Mientras está sosteniendo las cuerdas del Barco, Teodora les grita que se apuren ya que el Chaneque Gigante va a matar a todos. Nando acepta que lo haga él, y lo abraza, y le pregunta: ¿Conoces el nudo de Ballestrinque?, esto confunde al chico y se da cuenta de que Nando lo había amarrado con dicho nudo a un balcón del Barco, tomando por consiguiente la dinamita. Mientras Leo trata de zafarse, Nando le pregunta si es un buen nudo, añadiendo que es casi imposible de desatar, sentándose en el balcon lejos de él. A pesar de las súplicas de su hermano, le dice con una sonrisa que esté tranquilo, ya que es tan sencillo que hasta él lo puede hacer. Enciende la dinamita con el encendedor, y ante los ojos de todos los que estaban en el Barco, se lanza al vacío. Leo y Teodora quedan horrorizados mientras cae hasta la presa, donde la dinamita explota junto con él, logrando destruir todo a su paso, liberando el agua del río. Entre la fuerza del agua, se puede ver su pañoleta. Teodora levita preocupada tratando de divisar a Nando, y Leo grita desesperado mientras Evaristo lo aferra. El agua del río llega hasta el Templo de los Chaneques, donde se libera una luz pura que se extiende hasta el cielo. Antes de que el Chaneque Gigante acabe con el pueblo, ve la luz y se desintegra nuevamente en el grupo de Chaneques, que viajan a toda velocidad para alcanzar la ráfaga de energía. En el proceso, Xóchitl, Finado y Moribunda son liberados y salen de ahí cuánto antes. Mientras ven la escena los del pueblo, Don Andrés dice que reposará los ojos por un minuto, y cae desmayado por el miedo que había pasado. Alebrije le dice que deben ir hacia donde está luz y que no sea flojo, tomándolo de una mano para arrastrarlo.
En el Templo, todos los Chaneques amalgamados regresan a ser solo entes diminutos y pacíficos. Mientras, Diego se da cuenta de la luz dorada que emana de la entrada del Templo, y van apareciendo todos los pobladores raptados ya fuera del hechizo en que los mantenían. Entre ellos, se encuentra Joaquín, quien se reúne muy feliz con Jimena y su hijo. Así mismo, otros pobladores se reunen con sus posibles familiares. El Barco Volador aterriza cerca al agua del Templo, escuchándose los gritos desesperados de Leo llamando a su hermano mayor. Evaristo se aleja con tristeza, mientras que Xóchitl y las calaveritas de azúcar llegan al barco. La chica les dice que lo han logrado, más el alebrije contesta deprimido que no del todo.
Leo sigue llamando a su hermano, hasta que encuentra un tronco que guarda la pañoleta naranja de Nando, a lo que se lanza al agua para recuperarla. Teodora, Xóchitl miran con tristeza, mientras Evaristo y Moribunda se les unen mientras bajan del Barco. Don Andrés y Alebrije llegan para anunciar su victoria, más la calaverita morada le baja la mano para señalarle lo que ha pasado. Mientras Leo está sentado sobre una roca con el pañuelo de su hermano, Teodora llora desconsoladamente y abraza a Xóchitl. Entre lágrimas, Leo le dice a su hermano que gracias a él, nunca estuvo solo. Esto también es visto por todos los pobladores, incluído la familia de Diego, siendo el niño el más afectado.
En eso, los Chaneques pacíficos aparecen entre el agua, intrigando a los pobladores y al Equipo de Cazafantasmas. Al observar con detenimiento el llanto de Leo, comienzan a usar un místico poder entre todos que va directo al chico. Todos observan con asombro. Cuando Leo se da cuenta, el poder lo rodea y luego, forma una silueta detrás de él. Esto impacta a Xóchitl, Teodora y los demás. Creyendo que no había pasado nada, el chico escucha una voz familiar que le dice: Oye, ¿Tú eres el famosísimo Don Chisguete?. Los Chaneques habían revivido a Nando, viéndose totalmente ileso y con su cabello enmarañado. Leo se pone feliz de verlo con vida, y lo abraza entre lágrimas diciéndole que está bien. Nando también se ve feliz con él, y después de haber ayudado, los Chaneques desaparecen al sumergirse entre el agua. Mientras siguen juntos, Nando le pregunta a su hermano si no se habrá sonado la nariz con su pañuelo. El Equipo de Cazafantasmas sigue asombrado, y Alebrije pregunta si ese es el verdadero cabello de Nando. Don Andrés añade que por eso es que usa pañoleta, más Evaristo contesta que se calme, y que hasta él quisiera tener esas greñas. Teodora sigue emocionada de que Nando haya vuelto a la vida, más cuando va a abrazarla, resulta ya ser intangible para él, comentando que a él se le acabaron los datos. No sólo es ella, sino que los otros espíritus también se han vuelto visibles solo para Leo, y están poco a poco por desaparecer.
Al ver hacia el Templo de Tezcatlipoca, se percata de la debilidad que está teniendo su energía. Nando le pregunta a Leo si ya no se encuentran sus amigos, y este responde que están por irse. Se escucha la voz de alguien llamando a Nando, siendo el pequeño Diego, quien corre para abrazar a Nando. El joven le dice que sabía que iban a encontrar a su papá.
El Brujo aparece y le dice a Leo que tiene tanto él como sus amigos una gran fortaleza cuando están juntos. Mientras los demás se alejan, Leo se acerca al anciano para observar el Templo de Tezcatlipoca. El chamán le propone que si quiere conservar esa energía en él para siempre, ese era el momento, y le pregunta si desea ser quien antes era. Al ver a Nando, Diego junto a sus padres y el Equipo de Cazafantasmas (sobretodo a Xóchitl) divirtiéndose, este se ve empático y acepta las palabras del brujo. Este levanta su bastón para traspasar todo el poder del Templo, y luego, lo coloca sobre Leo, siendo así que vuelve a tener su vínculo con él más allá.
Más tarde, los leñadores comienzan a reforestar su campamento y se van. En eso, un Chaneque aparece cerca a una de las sembradas recientes, y con su poder, hace crecer una flor (curiosamente, la misma que Joaquín aplastó al inicio de la cinta) y luego desaparece entre la vegetación. La escena pasa hasta la casa de Diego, en donde sus padres lo llaman para que se apresure ya que los San Juan se van a ir. Este corre y se acerca a Nando, dándole las gracias por haberle creído, y como recompensa, le regala una bolsa. El joven se alegra de que sean pepitas, y prueba una, diciendo que son de las buenas. Añade que las gracias son para él por creerle, y ambos se abrazan. Joaquín va para ayudarle con los costales, mientras Jimena le dice a Leo que perdió su barco y lo lamenta, asegurando que era un viaje importante para él, entregándole una bolsa con el dinero. Leo no la entiende al principio, pero al recordarlo, le responde que eso ya no importa, pues el viaje era para ir solo y prefiere ir acompañado después de todo. Mientras habla, ve a su hermano Nando perder el equilibrio con uno de los sacos y Diego se ríe. Cuando terminan de colocar todo en su puesto, Diego y su familia se despiden de ellos mientras se alejan.
En el camino, Nando habla acerca de una araña que le puso en la cabeza a Leo hace años y lo que lloró como un bebé al ser picado por la misma, a lo que este le responde que eso fue porque era un bebé, y responde sarcasticamente la risa que le causó ese suceso. Nando comenta que lo que pasa es que tiene envidia de que él haya sido el héroe de la aventura, por lo que de ahora en adelante, será conocido como aquel que voló en mil pedazos para salvar a la humanidad. Mientras hablaba, no se percató de que Leo le señalaba una rama que lo golpeó en la cabeza. Este se ríe y le dice que mejor ponga los ojos en el camino, ya que se va a dar otro ramazo y luego quién lo cuida. Nando responde que no necesita que lo cuiden, sino que lo acompañen, y le ofrece de las pepitas. Añade que es bueno que vayan a viajar juntos después de todo, por lo que solo necesitan conseguir otro barco. Mientras Leo mira hacia arriba, ve al Barco Volador con todo el Equipo de Cazafantasmas como tripulación, saludándolos. Este sugiere que no se preocuparía por barcos, y tanto la carreta como el barco, se alejan juntos por el horizonte.
Durante la escena post créditos, el Brujo se encuentra en su hogar haciendo un ritual desconocido en el que hace surgir una flama azul violeta, a lo que utiliza uno de sus polvos mágicos, formándose un viento voraz que apaga todas las velas y surge la misma luz del portal por el que viajaron los amigos de Leo. Cuando se abre la puerta, el anciano dice lo siguiente: El chamaco mordió el anzuelo. Lo tenemos de vuelta. En eso, se forma una silueta demoniaca, que resulta ser el Charro Negro en su forma espiritual. Este se carcajea y replica: ¡Te llegó la hora, Leo San Juan! y vuelve a reírse diabólicamente, y 4 enigmáticas figuras de fuego y sombra (igual que él) hacen presencia detrás del villano.
Elenco[]
Imagen | Personaje | Actor |
---|---|---|
Leo San Juan | Benny Emmanuel | |
Nando San Juan | Emilio Treviño | |
Diego | Jorge Rafael | |
Brujo | Alejandro Villeli | |
Xóchitl | Annie Rojas | |
Teodora Villavicencio | Mayté Cordeiro | |
Evaristo | Eduardo España | |
Alebrije | Gabriel Basurto | |
Don Andrés | Andrés Couturier | |
Finado | Jesús Guzmán | |
Moribunda | Paola Ramones | |
Saúl | Rolando de Castro | |
Jimena | Lupita Leal | |
Cenobio | Jaime Vega | |
SIN IMAGEN | Chucho | Alan Fernando Velázquez |
SIN IMAGEN | Vicente | Rubén Moya |
Joaquín | Andrés Garcia | |
SIN IMAGEN | Leñadores | Carlos Luyando |
SIN IMAGEN | Hiram Cárdenas | |
Charro Negro | Blás Garcia |
Voces adicionales[]
- Doris Vargas
- Gustavo Melgarejo
- Jaime Collepardo
- Marysol Lobo
- Samanta Figueroa
- Teresa Ibarrola
Galería[]
Para ver la Galería de La Leyenda de los Chaneques, visita La Leyenda de los Chaneques/Galería. |
Curiosidades[]
- Esta película hará que la saga nuevamente se centre en leyendas prehispánicas, siendo esta la cuarta ocasión que lo hacen (luego de La Leyenda de la Nahuala, La Leyenda de la Llorona y Las Leyendas: El Origen).
- Esta sería la segunda película de la saga en contar con un estreno directo vía streaming y la tercera en no salir durante las fechas de Octubre o Noviembre.
- Gabriel Basurto se convertirá en el tercer actor de voz de Alebrije, luego del deceso de Hermán López y el retiro de Rafael Inclán.
- Con la escena post-creditos de la película, se puede dar una idea de que Ánima Estudios realizará una 8va entrega de la saga.
- Cuando Nando habla con Diego acerca de sus creencias con lo paranormal este lo niega y menciona a la Nahuala, la Llorona y el Chupacabras, pero no a las Momias (esto puede que se deba a su ausencia, aunque Leo le contó lo sucedido o pueda tratarse de un chiste haciendo alusión a que es la película menos querida de la franquicia).
- También menciona al Charro Negro, de cualquier forma este vuelve a aparecer al final de la misma.
- Según palabras de Marvick Núñez, director de la película, se tendría en cuenta una escena post-creditos alternativa en la que aparecerían Eva y Chimo[2], posiblemente saliendo al mundo de los vivos en busca de Finado y Moribunda después de casi 2 décadas sin verlos, cosa que nunca se llegó a realizar, y en su lugar fue cambiada por la escena del Brujo invocando al Charro Negro.
- Se deduce que eligieron la segunda escena por tener más peso e impacto en la historia, pues en esencia el Charro Negro es un personaje que lleva años construyéndose como antagonista principal y porque también nunca se especificó si había sido derrotado completamente.
- Esta junto a La Leyenda de la Nahuala, La Leyenda de las Momias de Guanajuato y Las Leyendas: El Origen, es de las pocas películas que no presentan escenas de recapitulación en la intro.
- Para la creación de los Chaneques se inspiraron en el aspecto de los Kodamas (criaturas del folclore japonés) que aparecen en la película de Studio Ghibli "La Princesa Mononoke".
- Así como el Chaneque Colosal también podría ser referencia a otros animes como Attack on Titan y/o Evangelion.