Jimena es una mujer dueña de casa que vive en Los Tuxtlas junto a su hijo y esposo. Es un personaje secundario en La Leyenda de los Chaneques.
Apariencia[]
Es una mujer delgada de tez morena. Su cabello tiene un tono entre marrón y violeta oscuro, y posee ojos castaños oscuros. Viste un vestido tradicional de color magenta en la parte del busto, con el cuello de color rosa claro. Su cinturón de tela es de color amarillo mostaza. Su falda es larga y blanca. Al igual que su hijo, calza sandalias o huaraches.
Personalidad[]
Se ha visto como una buena madre y esposa dentro de la familia, preocupándose mucho por los suyos. Además, se ve como una samaritana, al permitir que Leo y Nando pasaran la noche dentro de su hogar.
Historia[]
La Leyenda de los Chaneques[]
Aparece por primera vez en su casa ordenando un barril, y encontrándose a su hijo junto a los hermanos San Juan. Después de saber se trataba del encargo de su esposo Joaquín, les menciona que aún no tenia el dinero para pagarles hoy, más podría hacerlo mañana si se puede. Después de desempacar el cargamento, los invita a pasar la noche en su hogar.
Por la noche, discute con Diego acerca de su papá y los Chaneques, castigándolo a irse a dormir sin haber terminado de cenar.
A la mañana siguiente, llega corriendo al aserradero para alertar la desaparición de Diego, siendo apoyada por Saúl y los pobladores.
Por la noche, grita el nombre de su hijo en la selva, y tiene una pequeña discusión con Chucho. Después, es calmada por Saúl, y tiene esperanza en que Diego aparecerá en cualquier momento.
A la mañana siguiente, ella se asusta ante la desaparición de Chucho y Vicente, más sigue a Cenobio cuando se dispone a encontrar a los Chaneques.
Allí, se reencuentra con Diego, donde escucha de él que Joaquín está dentro del Templo, junto al resto de pobladores desaparecidos. Con saber las verdaderas intenciones de Cenobio, le dice que si no escuchó que ahí hay gente dentro de ese lugar.
Al regresar Leo del Templo de los Chaneques, escucha la verdadera razón de la ira de las criaturas, teniendo en cuenta la presa que habían hecho. Debido a una explosión, le entrega a Leo y Nando un maletín con dinamita, y les ordena volar la presa. Llora de impotencia ante el actuar de Cenobio, mientras cubre a su hijo. Presencia la aparición del Chaneque Gigante, y huye junto a Diego para resguardarse.
Después de ser desintegrado, se reencuentra con Joaquín. Se entristece ante la muerte de Nando y a la vez ve su regreso. Finalmente, le paga a Leo el cargamento, y se despide junto a Diego y Joaquín de ambos hermanos.